El pequeño Museo de la Cuchillería de Taramundi, de gestión privada, es sin duda uno de los mejores y más completos de su género.
Se trata de un espacio donde se valora, se reconoce y se dignifica el saber hacer de un gran número de personas que crearon y perfeccionaron el antiguo arte de hacer navallas y cuitelos, surgido, según nos cuentan, ante la desinformación de los viajeros que visitaban el Ayuntamiento de Taramundi sobre este fascinante y arcaico oficio de navalleiro.
Es por eso que debajo de cada objeto figura el nombre del artesano que lo realizó, así como otros datos relevantes. Destacando especialmente como punto fuerte el aporte de fotografías de la época, donde se pueden ver tanto a los artesanos realizando su trabajo como retratos de sus familias.
Quizás lo que lo hace especial es que conserva muchísima cantidad de piezas originales, tratadas con el máximo respeto y cuidado, y situadas estratégicamente con muy buen gusto, guiándote suavemente por un viaje que, si eres como yo amante de la forja, merece la pena realizar.
La visita es muy intuitiva, en mi opinión todo está donde debe estar y lo mejor es que paneles, vitrinas y piezas están totalmente accesibles, y podrás rodearlas y acercarte a admirarlas todo lo que desees.
En la primera planta podrás ver una gran colección de navajas, cuchillos y tijeras, además de diferentes herramientas de corte rural, todas fabricadas artesanalmente por navalleiros.
La planta media está dedicada a la historia de la cuchillería de Taramundi. Encontrarás diferentes paneles explicando su origen y su evolución.
En la planta baja se nos cuenta el proceso de elaboración. Utilizan diferentes medios para ello: paneles, maquetas, pantallas audivisuales, efectos de sonido, y un gran grupo de piezas auténticas.
Me llamó muchísimo la atención una especie de caja negra donde a través de una mirilla con lupa podías observar la diferencia entre una hoja bien templada (que aparecía lisa) y otra mal templada (donde podías comprobar como la superficie, aunque no se viera a primera vista, quedaba rugosa). Muy divertido e instructivo si vas con peques, a los que les encantar mirar, tocar e implicarse.
O al menos la navaja de mayor tamaño de la que se tiene constancia. Nacida como homenaje a los cuchilleros del concejo, descubrieron tras su finalización que superaba en un metro la más grande inscrita en el libro Guinness de los
Récords, que al parecer se encuentra en La India.
El ideólogo es Juan Carlos Quintana, que bajo la marca de Navallas de Taramundi lleva años trabajando de artesano cuchillero con José Manuel Cerdeira en su taller de Padriñas.
Cuentan que las herramientas habituales que usan en dicho taller no fueron suficientes para la envergadura que tomó la hoja, así que pidieron ayuda a Fiedrich Basmteide, el herrero de Mazonovo, en Santalla de Oscos, que aceptó encantado.
El gigantesco mango surgió de una pieza de roble de más de cuatro metros, regalo de un vecino que altruistamente quiso colaborar con el proyecto, y como curiosidad añadir que fue tallado con motosierras, sierras eléctricas y lijadoras.
El aspecto final es una reproducción de más de siete metros de longitud y unos mil quinientos kilos de peso, que además lleva la inscripción de Taramundi.
Visitamos el taller, mucho más modernizado, donde pudimos ver a los artesanos trabajando en vivo a través de un panel acristalado que lo recorría de punta a punta.
Diferentes notas aclaratorias situadas estratégicamente en impolutos paneles blancos te explicaban paso a paso cual era el proceso que siguen en la actualidad para la creación de sus ya conocidas navajas y cuchillos.
En la pared contraria, fotografías grupales con nombre y apellidos mostraban diferentes generaciones de artesanos de cuyo linaje proceden muchos de los navalleiros.
En la bodega, que se encuentra frente a la casa, nos transportamos unos cuarenta o cincuenta años atrás en el tiempo. Hasta allí nos llevó con una gran sonrisa Elvira, para realizarnos una demostración en vivo de cómo se fabricaba una navaja en la época.
Cuando volaron las chispas y el fuego cobró vida bajo las manos de nuestra instructora, la pequeña bodega reconvertida se transformó en pura magia.
Destacar el buen saber hacer y la soltura con las que Elvira nos explicó el proceso, que la hacen sin duda una excelente comunicadora. Cercana y cálida, nos enseñó más de un par de secretos, entre ellos como afilar correctamente un cuchillo en casa.
Enlace de interés: Navallas de Taramundi
Horario: De 11 a 14 horas y de 16 a 19 horas, domingos: 11 a 14 horas (lunes cerrado)
Demostraciones en vivo en la bodega: 12, 13, 17 y 18 horas (domingos solamente por la mañana)
Demostraciones en vivo en temporada alta (01/07-30/09): cada 30 min. (aprox.)