Si estás en Llanes, Asturias, nada mejor que darse una vuelta por el famoso Paseo de San Pedro...Un balcón inigualable al mar Cantábrico que es a
la vez un espacio antiestrés, con su manto de hierba bien cuidada sobre
la que bien podríamos caminar descalzos a lo largo de su extenso
recorrido.
Fue construido en el siglo XIX, más concretamente en
el año 1847, con la idea de proporcionar un lugar de recreo. Otras de
sus virtudes son servir de escenario al
romanticismo, a la nostalgia, a la contemplación ensimismada y a la
calma. Lejos queda su ruda misión como atalaya defensiva contra el
enemigo o como lugar estratégico para el avistamiento de ballenas.
Existen pocos elemento decorativos a lo largo de este paseo, algo que
nos permite extender la vista sin obstáculos.
Apenas unos bancos para
sentarse y unos árboles minúsculos cuyas formas pueden resultar
inquietantes si el horizonte se torna negro. Se trata de una docena de
frágiles tamarindos plantados en el último cuarto del siglo XIX y que
hoy se aferran a la tierra y parecen alimentarse de las miradas de los
visitantes.
Enlace de interés: Paseo de San Pedro